Nunca he sido participe de las mascaras o las diversas personalidades que son usadas por su eficiencia ante cualquier circunstancia. reconozco que ante su uso, se resuelve todo tipo de vicisitud que esté en contacto directo con la mecánica que involucra las voluntades. mis voluntades. incluso el usar nombres o pseudónimos, es un equivalente idéntico y que ejemplifica a la perfección, el uso de una máscara.
represento a tres personas, o siendo práctico, tengo tres mascaras. a horacio, le tengo un respeto inmenso, no me perdono nada o si a caso, muy poco. él/yo no puede/puedo desencadenar ninguna condición que sea inadecuada, sin ética y menos profesional. a pollo, le tengo/me tiene amor. si es que cualquiera de los dos/nosotros, me permite expresarlo, experimentarlo sin miramientos evitando condicionar cualquier tipo de manifestación, y es que, en ésta y otras épocas en la que ha sido un signo de irrefutable debilidad, el demostrarlo, pocas veces me ha servido. quiero a pollo porque no se detiene ante la contemplación, exposición y conciencia de sus emociones porque las hace tan evidentes aún cuando no se tienen que mostrar. es muy original. hace mucho que no se hace presente y aunque horacio tenga mayor visibilidad por el entorno laboral, pollo se disipa y en contadas ocasiones hace acto de presencia y grita muy en en las profundidades, en mis profundidades, algo que es tan característico en él: sé porque eres. me ha gritado y puedo decir que hasta se ha sentido un poco decepcionado por habernos vendido en un juego al que solo se le puede culpar, a cualquier dinámica que represente algo, si es que algo puede representar el tener motivos genuinos por salir nuevamente al siguiete día a continuar a ver qué ocurre.
william ya me representa un fardo incómodo, que, auque represente un altísimo grado de exposición no deja de enfadarme por ser tan parco y efimero. tan poco profundo y no contar con los intereses que merecen ser mencionados.
algo ha muerto en nosotros tres, también, algo está presente. los tres somos personajes que en la peor de las circunstancias, resolvemos. nos da miedo lo sencillo. ante lo complejo, evaluamos. ante lo elemental, dudamos. y ante lo transcendental, huímos, en compañia, enloquecemos. soy/somos, animales expiremantadísimos, jamás renunciamos pero, entendemos que hay batallas, que no merecen ser peleadas y que por mera salud, se deben de ignorar.
los sueños, los tres tenemos un sueño común. idéntico al que cualquier ser terrestre tiene: invertir el ocio en algo que nos proporcione los medios con los cuales se logra energizar cualquier maquinaria que merezca ser encendida; vagar por los lugares que representan asombro (casi todo el exterior lo logra). nadar en aguas tan profundas, que se recuerde que existen avismos que se tienen que respetar. correr. e imaginar que se vuela, porque, en cualquier sueño, todo es posible.