Cerveza, bar y ceniza
Zinco Jazz Club

    Tal vez por el mismo principio con el que trato a mis compañeros ellos, de manera recíproca, me regresan el gesto.

    hoy me levante, raramente, más temprano y decidí ir directo a la oficina. como si hubiera algo que no pudiera ser pospuesto, como si quisiera poner una bomba, prenderla e irme lejos corriendo tan rápidamente que la onda expansiva se fuera disipando a mis espaldas sin tocarme. hace un frío poco común en ésta época (que yo recuerde). el frío convencional, siempre quedará suspendido en configuraciones que no sabemos a qué atribuirlas, pero entendemos que ocurren. estoy enamorado de éstos lugares a los que, sin querer, o queriendo, llegué. motivo que me ha hecho entender, que cuando se siente un poco de amor, es mejor alejarse y no regresar nunca. de ir, por primera vez, a los lugares que no conozco y encontrarme con gente tan rara, insípida y solitaria que dé en verdad gusto verla a diario. ojalá la haya y la encuentre. llevo semanas yendo a la panadería por café. es bueno, tiene cuerpo, sabor y la acidez que en particular me agrada, en esa panadería te regalan en una bolsa de papel tres o cuatro galletas si compras café, el de hoy, estaba casi frío. cuando se justifican algunas cosas, toleras otras... pff. no me importó el café frío hoy. en el hotel de aquí cerca, el café es caro. tiene un cuerpo mediano y una acidez regular, esta sobretostado y te regalan una marca en una tarjeta que al juntar cinco, te la cambian por un café. del café del oxxo o el seven mejor ni hablar. me gustan las cosas que hago. me apasiona el análisis de datos y los casos de uso se han vuelto muy tangibles y la música, es mi nuevo propósito. de las cosas comunes solo seguir disfrutándolas, que jamás se irán. estoy un poco enfadado. sólo un poco. creo, que tal enfado, se origina en la práctica común que he seguido toda la vida de no ponerle límites a nadie por el sencillo hecho de no creerlo necesario. ya es muy tarde. y qué hueva aleccionar a la gente. en verdad, qué flojera. ¿buscar yo aleccionar a la gente, y más a los conocidos y amigos, con comportamientos ejemplares, sensibilidad. congruencia, cabalidad o una filosofía grandilocuente, o acaso con la firme escrupulosidad militar que merece cualquier ralea de badulaques que ni servir un trago saben porque son brutalmente ignorantes, estupidísimos, tacaños o pendejos? tampoco digamos si te invitan un trago como se merece, ya no por compromiso, sino por el compadrazgo hipotético que te fingen. La mía, no es una vida llena de impecables manifestaciones de civilidad, comportamiento ni puntualidades. Quienes me conocen (que ahora y conforme pasa el tiempo, sé que son poquísimas personas), saben que los tragos los invito yo y sé servirlos como lo manda el buen gusto y el sentido común y que la charla, la cerveza, el bar y la ceniza, siempre serán el mecanismo que utilizo como elemento o el medio para comunicarme, aunque se crea y estime que hay mejores maneras de hacerlo. sé que mis formas incomodan; muy pocos saben realmente qué detesto en la vida y cuáles son mis más preciados y queridos vicios. Y es que, en este terrario, a qué atormentado espíritu se le podría creer si no está o ebrio de amor, borracho o los vapores de sus vicios no permean y nublan aunque sea un poco su conciencia? esto ya lo ha dicho alguien, y lo dijo mejor y lo creo puntualmente. el hecho irremediable de que me gusten las personas ebrias, no significa que comulgue con sus ideales y menos con su resignación. sé quién se arroga cualquier vicio desconocido, elegante o vistoso cuando apenas si lo conoce. y en definitiva, qué falta en no respetar el querer ajeno. o todavía peor, qué doble falta esa que tengo de respetar el querer de verdaderos badulaques, de patanes y sabandijas, de tipejuelas y hombrezuelos extraviados en las cosas minúsculas. algo me queda claro mientras veo como esa claridad se desliza con la mecánica de un fluido tan cristalino, transparente y potable: no importa si lo permití o no, si puse límites o no.
lo acepté.
    me dijo una mujer una vez, me di valor con alcohol para estar contigo, qué gracioso y fuerte. no menos que el valor que yo tuve para olvidarla sin siquiera sentirla, sintiéndola y extrañándola ¿el límite es necesario cuando la hipótesis del cariño existe? las mujeres mienten todavía peor, cínicamente y sin remordimientos. así y de esa forma se van los días. entendiendo que el valor, no es significativo para el mundo, para mí, tenerlo, puede representar tener los huevos para despertar al día siguiente y continuar, porque, siniestramente, quiero ver qué pasa y hacer lo que uno menos sabe. abrazar al gato, que, efectivamente, me cuida y quiere. o vagar un poco e ir a dejar alguna lágrima en el camino mientras ves en el rostro de los demás, desgracia y tragedia mientras fingen lo contrario. y pues claro, las desgracias y las tragedias son el resultado de las cosas que se construyen de la misma forma en que se hornea el pan y por el mismo motivo que éste esponja; es solo esperar a que suba. es un magnífico y perfectísimo error esperar. esperar a alguien. por más que le busquemos, el gasto de energía jamás se justificará. podemos construir edificios, representar procesos con software y hardware; poner a hombres en la estratosfera, bajo tierra, sepultarlos y exhumarlos y nada de eso bastará. nada. siempre existirá alguien que rompa el paradigma que representamos y nos substituyan ya sea con una IA o con un poco de sentido común y buenas prácticas, las prácticas que nunca tuvimos. nunca tendrá nadie ni huevos ni caracter para enfrentar lo netamente representativo. y es que, éso, representa un interesantísimo gasto de energía. energía que, solo un auténtico suicida, puede gastar.

    es válido mentirse, auto corregirse y escapar. me sé consciente de ello y lo reviso en todo momento y de acuerdo a las expectativas de vida, a nadie nos queda nada de tiempo por perder con nadie. no tengo una mujer a la cual avergonzar con fantasías, el ideario, o mis dislates y falta de tiempo, tampoco tengo hijos a los cuales quitarles lo tarados a chingadazos o con escrúpulo militar. sólo tengo un gato con el que duermo. y éso, en definitiva, es invertir el tiempo con propósito y amor verdadero.

Cerveza, bar y ceniza
William Calavera 10 octubre, 2022
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